Cada vez que veo una lagartija…

Mapas mentales de ideas.

Qué son? Cómo funcionan? A dónde nos llevan?

Hace algunos días, platicando con La China, me llamó mucho la atención como de pronto, de estar hablando de… uhm, no recuerdo cómo empezamos, pasamos a hablar de camarones gigantes, recordando una vez, hace ya muchos muchos años, que fui a cenar con mi amiga Cecy a La Piaza y pedí una pasta con camarones. Venía uno enorme, que no pude comerme.

De ahí, mi mente brincó a pensar que yo no podría nunca ser un caníbal. Si no puedo ni comerme un camaron gigante, mucho menos a un ser humano.

Y luego, de ahí, pasó mi cerebro a pensar que uno realmente nunca sabe de lo que sería capaz en situaciones extremas, cuando la supervivencia está de por medio.

Pero, no es ese el tema de este post, realmente. Si es que tiene algún tema.

En sí el tema sería: cómo nos llevan, cosas de entrada tan disconexas, a pensar en otras. Cosas, situaciones, personas, recuerdos, sueños, sonidos.

Veo pues correr una lagartija delante de Xeón. Se esconde. Como ha sucedido ya en muchas ocasiones: cuando todavía estaba Xeón en la casa, y no en la oficina, los domingos que lo sacaba a pasear era común ver cómo corrían y se escondían en las hierbas o se subían a los árboles cuando íbamos pasando. Y ahorita lo recuerdo así. Pero no fue lo que pensé que cuando vi esa lagartija hace un par de días.

O veo un niño sonreír en la calle, como solamente los niños lo pueden hacer. Esa inocencia, alegría, paz, que creo que solamente se tiene en la niñez.

O, quizás, veo esos postes de media altura — separadores — en las calles.

Y mi mente brinca. Recuerdos, sonidos, olores. Fotografías. Agua. Comida. Pasos, adelante y, claro está, para atrás (a fin de cuentas, hay que pasar por el mismo lado del separador en la calle, verdad?). Sonrisas y miradas. Risas. Bromas. Llantos.

Cada vez que veo una lagartija…
Pienso en tí.

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